El fútbol peruano amaneció agitado este 12 de diciembre con una noticia que sacudió los cimientos de Ate. La inmensa alegría por el reciente Tricampeonato Nacional pasó a segundo plano tras el anuncio oficial de la administración crema.
Universitario confirma la salida de Jorge Fossati en medio de mucha incertidumbre deportiva. La directiva merengue enfrenta ahora un desafío enorme. Y los hinchas, que siguen usando mejores bonos de bienvenida, esperan ansiosos soluciones rápidas tras esta decisión que cambia todo el panorama del club.
Las pretensiones económicas del comando técnico charrúa no encajaron con la estricta realidad financiera de la institución. Álvaro Barco y su equipo decidieron proteger la caja del club antes que ceder ante las exigencias del entrenador.
De hecho, la administración rechazó cualquier posibilidad de arriesgar el futuro económico de la 'U' por un contrato impagable. La solvencia a largo plazo pesó mucho más que mantener al artífice del título en el banquillo.
La institución oficializa la partida del estratega uruguayo mientras diseña su esquema para la próxima campaña.
Lo rescatable de este divorcio deportivo es que se dio mediante un acuerdo mutuo sin conflictos legales posteriores. Ambas partes demostraron un profesionalismo admirable al cerrar el vínculo contractual en buenos términos y con mucha altura.
Claro está, esta gestión inteligente evitó el pago de una indemnización millonaria que hubiera afectado el presupuesto anual. El club ahorró recursos valiosos que ahora podrán destinarse a reforzar la plantilla para la Copa Libertadores. Esa limpieza administrativa permite mantener una imagen institucional impecable frente a posibles futuros candidatos.
El plantel actual juega casi de memoria bajo el sistema 3-5-2 tras dos temporadas de funcionamiento exitoso. Intentar cambiar esa estructura defensiva ahora mismo resultaría una apuesta demasiado arriesgada considerando el poco tiempo disponible.
El nuevo estratega tendrá la difícil misión de adaptarse a esta base táctica que ya dio tantos frutos. Por lo tanto, la gerencia busca un perfil que valore la línea de tres en el fondo merengue. La entidad de Odriozola ratifica el adiós del técnico y empieza a trazar la ruta hacia el 2026.
La conformación del equipo sufre un retraso natural debido a esta repentina falta de cabeza en el grupo. Asimismo, la partida de referentes como el arquero Sebastián Britos libera cupos de extranjeros muy cotizados actualmente. La gerencia deportiva tiene la mira puesta en un delantero goleador de talla internacional para la Copa.
También urge la contratación de un carrilero por la banda derecha que marque la diferencia en el campo. Estas decisiones de mercado deben alinearse idealmente con el visto bueno del próximo entrenador para evitar errores.
El perfil del nuevo técnico debe ser de fuera y con experiencia comprobada en torneos de la Conmebol.
Los nombres que maneja la administración en sus oficinas cumplen con requisitos bastante específicos:
El calendario no perdona y el equipo debe presentarse en Campo Mar el 2 de enero obligatoriamente. La ausencia de un líder técnico complica bastante la preparación física necesaria para competir al máximo nivel continental.
Aún así, la directiva confía plenamente en cerrar el trato con el elegido antes de las fiestas navideñas. El sueño del Tetracampeonato depende hoy de la rapidez y la inteligencia de estas decisiones gerenciales.